lunes, 27 de abril de 2009

Ya no tengo miedo. De vivir, de sentir, de esperar, de amar, de escribir. De fracasar. Ya no hay ideas, sólo corazón. Ya no hay juicios; sólo intensidad.

Y esta vez lo digo de verdad.

La incertidumbre es un tobogán por el que deslizarse indefinidamente.

Métodos, horarios, rutinas, prejuicios... dejémoslo para los cobardes. Yo quiero ser siempre llama.

Éxito, renombre, reconocimiento a una vida de sacrificios... obtengan su premio los vanidosos. Yo quiero ser siempre llama.

Comodidad, seguridad, confort... a los aburridos se lo otorgo. Yo quiero ser siempre llama.

Y arder en mi propio centro. Morir y renacer. Cada día. Y no saber jamás. Lo que ocurrirá mañana.

Yo quiero ser siempre llama.

4 comentarios:

Boina Descalza dijo...

Despertar con la memoria borrada, al final todos los días tienen un pequeño momento en que la sonrisa que provocan lo hace especial.

Amelie Fatale dijo...

Mi bonita boinita:

No todos los días hacen sonreír, pero hay en el dolor también un tipo de felicidad del que las concepciones prefijadas reniegan.

Se llama intensidad y purificación.

No es masoquismo, sino necesidad de pluralidad... e incluso la indeterminación, que borra la soberbia y el extremismo tiene su encanto.

Me alegro de charlar contigo. Eres dulce.

Boina Descalza dijo...

¿te conozco? ¿ me conoces?

Anónimo dijo...

Muy pocos son los afortunados de converstirse en llama...
estoy segura que tu estás en esa selección
xD

felicidadess

P.D. (tarde mucho en encontrar de nuevo tu blog .. pero lo logré ... aquí me tiens :) )